Y entonces como si de repente hubiera apretado el botón de fast forward, agosto llegó. Tantísimo pasó que ya ni vale la pena escribirlo todo. La memoria trabaja chistoso, padre. She moves in her own way.
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Me acuerdo que por ahí de junio lo tenía todo disque claro hasta el 6 de agosto. Voilá, ya es 25 O_o y evidentemente ya nada está claro. Ya vi: mi cabeza funciona mejor cuando tiene más pendientes y obligaciones (con todo y cierta "distracción"cof cof).
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Así fue julio. Otro verano de coordinar cuatro semanas bien divertidas con, como dije en el post pasado, mucha diamantina, resistol, mocos y personitas de medio metro de altura. Un mes de estar (intentar) más concentrada que nunca, de tener 40 ojos en vez de dos y de pasarla muy muy bien. Acabó y llegó ese sentimiento de satisfacciónfelicidaddescanso que taan bien se siente.
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Pensando en qué escribir sobre todo esto me acordé de una cosa que leí hace muuucho en La Tempestad (yo corazón). Busqué entre mis revistas viejas y lo encontré. Sonreí porque me recuerda a mi julio de este dos mil diez y porque me gustan las metáforas y porque sí ;]
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Roland Barthes