17.9.12

Ellen is going places. 
Así decía la publicidad de un camión gringo. Qué frase tan inquietante. Ir a lugares. Estar yendo a lugares. Empacar para unos días. Que no se doble mucho la ropa en la maleta. Que quepa todo para no llevar tanto. Que no se me olviden los zapatos. Coser el sweater roto antes de guardarlo. Traje de baño por si. Chamarra por si. Limpiar los zapatos mas cómodos para que no se vean tan viejitos. Pasta de dientes para tantos dias. Shampoo para tantos dias. Calzones para tantos dias. Pasaporte. Pluma favorita. Libreta para anotar esto. Aretes de la suerte. Audífonos para regresar con la mente.
Y luego una nueva cama por tantos días. Fingir no extrañar por tantos dias. Adaptarte a la regadera y a lo suave del colchón por tantos días. Poner la mejor sonrisa y esperar que todo salga bien por tantos días. Comer chistoso por tantos días. Acordarte de lo importante para poderlo contar cuando acaben los tantos dias. Regresar.

El octavo pecado capital era la melancolía. De eso me enteré en este viaje, en uno de esos tantos días. El pecado: entristecer al corazón sin causa alguna. 

Qué amargo ese lugar. Yo no quiero ir a ese lugar. 

Andrea, mejor, is going places.