Polaroid

Dos primos sacuden las migajas del mantel de su abuela en el balcón. Él pasea con su bulldog. La mesera fuma el sexto cigarro del día atrás de la barra. En el bar de siempre, ella platica virtualmente con quien más extraña. En el bus, los de adelante se toman una autofoto. Ella le clava un beso en el cachete. La van a subir a Facebook. Después de dos clases, él camina a su piso escuchando Joy Division. En la caja, ella se entretiene con un crucigrama mientras llega algún cliente. Han llegado más de cinco trenes en una hora. Ella camina por las calles peatonales estrenando unos botines. En el cielo, un avión va pintando una raya blanca mientras pasa. Él hace su tic de tocarse el pelo por nervios mientras habla. En el café están siete paises a a la vez. Cinco amigos comen papas acostados, recargando sus cabezas en las panzas de los otros. Los tres franceses piden en un español raro que les tomen una foto en el centro. Con tres años, 8 meses y 21 días, ella sale por dulces con una chamarra gordita que no la deja mover. Ocho personas esperan a que la persona del semáforo se pinte de verde. Ella decide consentirse y pasa a comprar una napolitana de chocolate. Como ya hace menos frío, sacan las mesitas y sillas de los restaurantes. Ella regresa del café impregnada de olor a cigarro. Él quedó con su nueva amiga para platicar y practicar su español. Despistada camina. Ella se encuentra por coincidencia al amigo exranjero de sus amigos. En el piso, le están oniendo play a la peli que van a ver. A él le acaba de llegar un mensajito que lo hizo sonreír. Están pidiendo un helado de yoghurt con frambuesa. Él se acaba de dar cuenta que sus agujetas se desamarraron. Las luces de la plaza se acaban de encender. Con suerte, se escucha a alguien suspirando.